Como
mujeres, podemos optar y elegir; es como descubrir que contamos con una
bellísima paleta de colores a nuestra disposición: tenemos la posibilidad de
seleccionar hábilmente un color o combinación de colores que resulten
apropiados para una circunstancia o situación determinada.
Con
demasiada frecuencia pintamos el lienzo de nuestra vida tan sólo con unos pocos
colores que nos resultan familiares y seguros, cuando en realidad existen
infinidad de matices, textura y tonalidades. ¡Nos ponemos límites, cuando
podríamos crear una obra de arte!
En el
capítulo anterior te presenté los cuatro elementos y sugerí ejercicios para
ayudarte a identificar y trabajar en tu vida cotidiana con la esencia de sus
energías. Las siete diosas de este capítulo también están aquí para ayudarte a
despertar, activar y dirigir las otras cualidades o aspectos del Ser que han
permanecido latentes; y para invocarlas sólo es necesario pronunciar sus
nombres. Tomar conciencia de su diversidad te permitirá elegir entre una
variedad de opciones.
En este
capítulo conocerás a siete diosas de la mitología griega. (…)
El objetivo
de este capítulo es ofrecer una breve descripción de cada diosa y proporcionar
ejercicios prácticos para activar las energías que ellas representan. Así como
los cuatro elementos describen cualidades que se pueden expresar mejor mediante
símbolos, las imágenes de las diosas nos ofrecen modos de entrar en contacto
con otras dimensiones de nuestro ser que sentimos pero que no podemos articular
con facilidad. Cada una de estas divinidades representa un esquema femenino preciso,
y veremos que dentro de cada una de nosotras llevamos más de uno de estos arquetipos.
La palabra
arquetipo hace referencia a los patrones que forman las poderosas fuerzas
internas que todos poseemos; son inherentes a nuestra naturaleza, a pesar de
que no seamos totalmente conscientes de que existen. Cuando veamos los
arquetipos que las diosas representan y conozcamos las formas en las que las
visualizaban en la antigüedad, tendremos un punto de referencia para comprender
qué parte de nuestro poder femenino está viva, latente, inactiva o en
actividad.
Las diosas
pueden ser nuestras aliadas o representar obstáculos, ya que cada una posee un
componente negativo además del positivo. Cuando somos capaces de
<<nombrar>> a una diosa,
podemos invocar el apoyo y el poder que ella ofrece[i].
Como
arquetipos, las diosas expanden nuestro concepto de lo femenino; como panteón
contienen y expresan todas las cualidades que etiquetamos de
<<masculinas>> o <<femeninas>>. En lugar de limitarnos
a modelos de conducta culturales de lo que implica ser mujer, las diosas nos
proporcionan un abanico de opciones y muchísimos ejemplos de cómo expresar
diferentes energías.
A medida
que vayas leyendo acerca de este panteón de diosas, toma conciencia de que en
diferentes etapas de tu vida pueden despertar y surgir diferentes arquetipos.
Durante la adolescencia, por ejemplo, cuando se produce el
<<estallido>> de las hormonas y las jovencitas se vuelven
<<locas por los chicos>>, puede surgir Afrodita. En el caso de una
mujer que acaba de dar a luz, el hecho de abrazar a ese ser indefenso contra su
pecho despertará a Deméter. Más adelante, cuando surge el síndrome del
<<nido vacío>>, se puede activar el arquetipo de Atenea o Artemisa,
en lo que Margaret Mead ha denominado Entusiasmo
Postmenstrual y que se da en mujeres que vuelven a la escuela, comienzan a
trabajar o cursan nuevas carreras: Atenea o Artemisa pueden dar inicio al cénit
en sus vidas. EL arquetipo de Hera puede preguntarse por qué hacer tanto
alboroto, pues ella prefiere ante todo permanecer junto a su compañero. Pero
para una mujer con un fuerte componente Perséfone, la madurez puede resultarle
devastadora, en tanto que se aferre desesperadamente a la juventud en lugar de
decidirse a vivir la alegría de la mujer madura.
Lo más
interesante acerca del hecho de identificarse con estas diosas es que, a pesar
de que cada una de nosotras tenemos normalmente un arquetipo dominante, cuanto
más conscientes somos, más arquetipos podemos despertar.
A medida
que leas este capítulo, toma conciencia de cuál es el tipo de arquetipo con el
que te identificas. ¿Cuál necesitas invocar para sentirte más integrada? Es un
hecho que pronunciar su nombre con el fin de invocar su energía y hacerla
surgir encierra un gran poder.
Cuando
éramos niñas nos resultaba extremadamente fácil transformarnos en todo lo que
imaginábamos: heroína, reina, Mujer Maravilla, Cenicienta, médica, abogada,
astronauta; era algo que hacíamos naturalmente. Ahora de adultas, tenemos que
volver a aprender aquello que un momento fue espontáneo. El mismo principio se
aplica al trabajar con la energía de las diosas: podemos hacernos con ella sólo
con conocer su nombre.
Entrar y
salir de los arquetipos forma parte de un exquisito ritmo natural. Cuando
nuestro hijo entra en la habitación, surge la Madre Tierra Deméter; volvemos a
nuestra mesa para seguir con el talonario de cheques e invocamos la practicidad
y sabiduría de conciencia de Atenea; llama por teléfono una amiga que tiene un
problema y surge Hestia, la mujer que sabe escuchar y dar consejo. Las llevamos
a todas en nuestro interior.
A medida
que nos abramos a las posibilidades de fortalecernos mediante nuestra
feminidad, nos daremos cuenta de que ser mujer significa mucho más de lo que
pudimos haberlo imaginado jamás.
LAS DIOSAS VIRGINALES: ARTEMISA, ATENEA Y HESTIA
Las diosas virginales son independientes: no tienen necesariamente que contar con un compañero para sentirse completas. En este sentido <<virginal>> no tiene por qué implicar castidad, sino definir a una persona autónoma, que no presenta la necesidad de pertenecer a otra.
Artemisa, diosa de la Dirección
VITAL, DE
MOVIMIENTOS RÁPIDOS, ILIMITADA, CENTRADA, LIBRE, IMPETUOSA, SABIA, PSIQUICA,
INDEPENDIENTE, OSADA, ATLÉTICA, SEGURA
Artemisa es una mujer de enorme vigor y energía. Se la representa vestida con una túnica y portando un arco de plata: es la diosa de la caza, símbolo de lo salvaje, la naturaleza y la vitalidad, que se regocija en la búsqueda constante y ama vivir la vida al límite. Por ello, esta diosa emana una sensación de gran libertad, así que ¡nunca intentes decirle lo que tiene que hacer!
Hoy en día
se la puede encontrar en la mujer joven que viste vaqueros y carga una mochila;
ama la naturaleza y es una exploradora de lugares desconocidos, tanto dentro
como fuera de sí misma. Por ser también la diosa de la luna, Artemisa ama la
tranquilidad y la soledad, y profundiza mucho en las cosas; posee la capacidad
natural de mantenerse en armonía con sus ser interior, y es sabia gracias a su
independencia y su soledad. Igualmente, se la conoce como diosa de la hermandad
femenina, de manera que sus más importantes relaciones de amistad se dan con
mujeres. En este sentido, puede tener una serie de encuentros con hombres, pero
más como aventuras que como relaciones de compromiso…: teme conectarse
demasiado y perder su libertad.
(…)
Atenea, diosa de la Conciencia
ALTA,
ELEGANTE, EXPRESIVA, EQUILIBRADA, INNOVADORA, PRÁCTICA, SABIA, ASTUTA,
VISIONARIA, LÍDER, ARTESANA.
Atenea es una mujer espléndida, fuerte de valor y talento, cuyos atributos más importantes son la claridad mental, la sabiduría y las ideas innovadoras. Es la diosa de la creatividad, la cultura y la conciencia, que ama iniciar ideas y sabe dirigir. Es una artesana que motiva, la voz que dice: <<¡Manos a la obra!>>. Ella no permitirá que te quedes atrapada en lugares oscuros y, como es una visionaria, no le gustan las trivialidades: son los temas importantes los que atraen su atención. Si hay un hombre en su vida, en general es su mentor o maestro: ella no se relaciona con hombres débiles; por el contrario, prefiere a alguien que tenga su mismo poder. Al mismo tiempo, Atenea puede ayudar a despertar la capacidad heroica de un hombre.
Tal vez su
cualidad más importante sea la de poder manifestar qué necesidades deben
expresarse; habla en nombre de muchas personas: es portavoz de un colectivo.
Una Atenea
negativa puede involucrarse demasiado en su misión; pierde suavidad y puede
volverse demasiado ruda. En estos casos el interés por el cuerpo y la elegancia
queda relegado a un segundo plano.
El espíritu de Atenea
Atenea
nació <<de la cabeza>> de Zeus; es, definitivamente, la hija de su
padre, intensamente leal a él y a los hombres poderosos de su vida. En la
mitología romana, Minerva (la diosa romana equivalente a Atenea) destruye el
tapiz que Aracne ha osado tejer y que revela las indiscreciones de Zeus, y
convierte a la propia Aracne en araña, para que en el futuro tenga más cuidado
con las telas que diseña. A pesar de que las indiscreciones de Zeus ya son de
dominio público, Minerva se mantiene obstinadamente leal, ¡sin importarle el
tapiz que refleje la verdad!
(…)
Hestia, diosa del fuego del hogar
SERENA,
INTROVERTIDA, PACÍFICA, ARMONIOSA, SERVICIAL, SABIA, RECEPTIVA, SANADORA,
COMPRENSIVA, PROFUNDA.
Existe una buena razón para que la mitología no haya asignado ninguna imagen a esta diosa: a Hestia se la percibe más como una presencia. En realidad es la anciana sabia e intuitiva, cuya sabiduría proviene de la experiencia y la paz interior. Es una mujer que valora las tareas simples: si la encuentras en la cocina horneando pan la verás enérgica y feliz. Su vida posee un ritmo pausado; es aquella mujer que descubre lo extraordinario en lo ordinario.
A pesar de
que pueda contraer matrimonio, la mujer Hestia disfruta de la soledad y no le
importan en absoluto el nombre, el estatus y la fama. Inspira confianza en los
demás, es amable, atenta y considerada; no le hacen falta palabras para
comunicar su comprensión en la vida: sólo estando en su compañía ya se la puede
sentir. Tal capacidad puede ser transformadora, pero para alcanzar esa clase de
profundidad hacen falta muchos años de desarrollo interior.
Debido a su
paz interior, presenta pocos rasgos negativos. Una Hestia negativa puede quedar
tan atrapada en su soledad que deja de ocuparse de sí misma; tal vez no se
<<meta>> en la vida lo suficiente como para vivirla plenamente. Si
se retira y aísla en exceso, o se siente demasiado a gusto en su paz,
probablemente no <<salga>> a tiempo cuando lo necesite.
LAS DIOSAS VULNERABLES: HERA, DÉMETER Y PERSÉFONE
Se trata de diosas que no son independientes, ya que necesitan una relación para sentirse completas.
Hera, diosa de la lealtad
MATRIARCAL,
COMPROMETIDA, CONSTANTE, PELEONA, POSESIVA, LEGALISTA, TALENTOSA, RESPONSABLE.
Hera es un arquetipo poderoso. Es la compañera devota de su marido y, en general, la verdadera fuerza detrás del trono: ella nos enseña lo que significa comprometerse con una relación. Puedes confiar en un arquetipo Hera y hacer lo que ella dice; es responsable y lleva a cabo su trabajo; muchas instituciones, escuelas, iglesias y hospitales no sabrían qué hacer sin ella.
A Hera
jamás se le ocurriría darse a conocer como <<la señorita tal>>: es
<<la Señora de>>, y para ella no es ningún sacrifico sumergir su
individualidad e identificarse totalmente con el nombre y la familia de su
marido; su poder reside en su fuerte papel de apoyo, como firme pilar de su
fuerza y responsabilidad, y puede ser fuente de nutrición de una descendencia
creativa.
Una Hera
negativa puede ser inflexible, rígida, peleona, legalista. La fuerza de ser
<<la Señora de>> puede ser terrible: tremendamente leal y celosa,
¡pobre del que se meta con su marido!
Cuando la
vida empuja a alguna mujer hacia el rol de Hera, puede resultar una experiencia
devastadora, pues el sacrificio de convertirse en la persona de apoyo puede
conducirla a la depresión, las drogas o el alcohol. Y cuidado con la mujer Hera
que descubre que su marido le ha sido infiel o quiere dar fin al matrimonio:
semejantes noticias pueden resultarle absolutamente desoladoras, ya que su
identidad depende muchísimo de la de él.
(…)
Deméter, la diosa de la Madre Tierra
ABUNDANTE,
PRÓSPERA, FUENTE DE NUTRICIÓN, CUIDADOSA, MISERICORDIOSA, SENSITIVA, REALISTA,
FUERTE, DEVOTA, POSESIVA, PROTECTORA.
En la mitología, Deméter es la madre que no ceja hasta recuperar a su hija perdida: va donde sea con tal de recobrarla, incluso al Infierno.
Para ella
la vida no se centra en su compañero, sino en sus hijos o en quienes ella
considere como tales; su poder principal radica en su capacidad de dar vida y
nutrición, y la creatividad que posee con respecto a sus hijos (ya sean de su
propia carne o bien estudiantes, pacientes, etc.) es enorme. La nutrición y el
cuidado que brinda son especiales: sabe cuándo estrechar una mano o ahuecar una
almohada, o cuándo dar un paso al frente y actuar. Posee una intuición
intachable, y su capacidad para escoger el momento oportuno es perfecta.
Además, cuenta con la habilidad natural de amar y aceptar a sus hijos tal como
son, ¡el don más fortalecedor de todos los existentes pues les permite adquirir
una enorme confianza en sí mismos!
La mujeres Deméter
tienen, en general, profesiones en las que ayudan a los demás; son, por
ejemplo, enfermeras, comadronas, profesoras o consejeras. Comprenden bien los
ciclos de la vida y la muerte, y pueden ofrecer su asistencia a quienes
atraviesan las puertas de entrada y salida de la vida. Deméter aplica en el
trabajo sus aptitudes de nutridora, y en consecuencia es probable que le
resulte emocionalmente difícil jubilarse.
Para una
Deméter negativa, lo más difícil es <<soltar>> a sus hijos.
<<¿Qué le pasa a mi hijo? ¡Hoy no me ha llamado! Debería venir a cenar a
casa el domingo con su mujer.>> ¡Y así siempre!
Perséfone, diosa del Subconsciente
JUVENIL,
ABIERTA, RECEPTIVA, FLEXIBLE, INDECISA, VULNERABLE, SINCERA, INSEGURA,
CONFIADA, MÍSTICA, PODEROSA, COMPRENSIVA.
Perséfone es la hija de Deméter; es la joven doncella que puede transformarse en la <<Reina del Submundo>>. Primero es la <<niña de su madre>>, que se relaciona más estrechamente con mamá que con papá. En general, éste ha estado ausente durante el crecimiento de su hija, o presente sólo en algunas ocasiones. Una Perséfone típica es la hija única que sigue siendo una niña eternamente.
Existe un
componente pasivo en su personalidad que dice: <<Dime quién debería
ser>>. Ello es especialmente dominante durante la adolescencia, período
en que pueden sentirse insegura respecto a su propia valía y tener una visión
limitada de sí mismas. Aquellas mujeres que siguen identificándose con el modelo
de Perséfone tienden a vestir como niñitas durante mucho, mucho tiempo; en
general tienen un aspecto juvenil, y resultan encantadoras gracias a su franqueza
y vulnerabilidad infantiles; así mismo, los hombres las consideran atractivas
por su inocencia, aceptación y susceptibilidad.
Otro
aspecto de Perséfone es su habilidad para penetrar en el reino del
subconsciente. Los sueños, la fantasía y la visualización constituyen su
segunda naturaleza, y los utiliza con gran destreza. A medida que madura, esta
mujer vive el proceso de enfrentarse a su ser oscuro, y al afrontar sus miedos
sirve de guía a otros ayudándoles a moverse a través de sus zonas ocultas: ella
ha estado allí, lo ha vivido, y por eso puede ayudar a los demás. Así, en lugar
de seguir siendo una niñita, Perséfone se convierte en la indómita
<<Reina del Submundo>>.
Una
Perséfone negativa queda atrapada en <<la niñita>>; no sabe quién
es, desconoce sus propios deseos y fuerzas, y no se compromete ni con una
relación, ni con un trabajo, ni con nada. Todo le parece irreal; es como si
esperase el descenso de Zeus. <<¿Cuándo va a empezar mi vida?>>, es
su grito lastimero. Como está intentando encontrar a alguien que la acepte,
entra y sale de relaciones, una detrás de otra.
Las mujeres
Perséfone pueden sufrir un trato brutal por parte de los hombres, ya que
inevitablemente atraen a aquellos que las menosprecian; con frecuencia abusan
de ellas físicamente y las intimidan emocionalmente. ¿Qué necesitan aprender de
todo ello?: ¡A valorarse!
VIRGINAL Y VULNERABLE: AFRODITA
Afrodita, diosa del Magnetismo y la Sexualidad
INSTINTIVA,
MAGNÉTICA, SEDUCTORA, SENSUAL, PODEROSA, FASCINANTE, ALEGRE, MANIPULADORA,
BRUTAL, CREATIVA, APASIONADA.
Afrodita, la más antigua de las diosas, es quien nos hace despertar, nos proporciona vida y nos renueva; es la energía de la sexualidad pura. Cuando una Afrodita se une a un hombre, puede llevarle a los cielos. Es instintiva, magnética y sensual, y se mueve gracias a poderosas fuerzas que habitan en su interior. Posee instintos muy agudos y conoce la esencia de las cosas, por lo que en general no se equivoca. Así como existen mujeres que están intentando emular a los hombres, ¡Afrodita no cambia su feminidad por nada del mundo! Ama la belleza y ama su cuerpo; es una romántica incurable y le encanta actuar de casamentera.
Una
Afrodita negativa puede castrar a los hombres, quitándoles su poder; incluso,
una vez que se ha probado a sí misma que puede conseguirlo, llega a deshacerse
del hombre a quien dice amar: ¡ya está, se ha terminado! En tanto que los hombres son muy importantes para Afrodita, no
siempre se preocupa por saber quién es la novia o esposa del objeto de su
atención.
El tipo de
hombres que le atraen son, en general, machos pendencieros, o jóvenes
<<frágiles>>, guapos y sensibles, que nunca terminan de crecer.
Este tipo de mujer puede dejarlo todo – incluso su gran talento creativo – por casarse
con un hombre que no la merece en absoluto. La unión con un hombre puede ser
una obsesión para ella, y con frecuencia es el interés dominante de su vida.
Las diosas como espejo de la naturaleza femenina
Las diosas
pueden ser nuestras mayores aliadas sobrenaturales en la búsqueda de nuestra identidad
y del sentido de la existencia. Tómate tu tiempo para analizar a estas diosas,
y fíjate qué patrones y tendencias se parecen más a los tuyos. ¿Cuáles de ellas
tienen el poder o las cualidades que necesitas para alcanzar tu integridad?
(…)
Los
rituales, los símbolos y las ceremonias han sido durante mucho tiempo parte del
viaje espiritual en muchas tradiciones.
Las mujeres,
en particular, respondemos a la vida simbólica; las imágenes de la integridad femenina
nos llevan hasta nuestro punto no verbal más profundo y sagrado. (…)
[i] “ (…) La creencia en el poder de los
nombres aparece en muchas de las principales religiones y de las antiguas
leyendas, en las que palabras de poder acompañan a grandes acontecimientos. Tal
como ocurre en la historia de Alí Baba, el
nombre abre puertas mágicamente. Uno de los mejores ejemplos del antiguo
principio de <<pronunciar el nombre>> lo encontramos en Rumpelstiltskin, el famoso cuanto de los
hermanos Grimm. (…) Tanto en los cuentos de hadas como en los sueños, un enano
puede representar un crecimiento anómalo, un aspecto no realizado del potencial
que existe en el inconsciente. Rumpelstiltskin controló la situación durante
todo el tiempo que mantuvo su nombre en secreto – mientras su esencia o
identidad verdadera estaba oculta -, pero al <<pronunciar el
nombre>> la hija del molinero consiguió no perder a su hijo, símbolo de
su poder personal. El principio que muestra este relato es que cuando podemos
dar nombre o identificar algo, adquirimos poder sobre ello. El propósito de
conocer el nombre de una persona, objeto o situación no es otro que identificar
correctamente su esencia, lo que permite establecer relaciones más eficaces. (…)”.
Marlow, M. E. El despertar de la mujer
consciente: el ilimitado poder creador del espíritu femenino, cap. 1, El poder del bicho, El poder del nombre pp.
23.
Marlow, Mary Elizabeth. El despertar de la mujer consciente. El ilimitado poder creador del espíritu femenino. Gaia.
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