domingo, 14 de octubre de 2012

Una nueva psicología femenina

INTRODUCCIÓN: HAY DIOSAS EN CADA MUJER

Toda mujer tiene un papel fundamental en el desarrollo de la historia de su propia vida. Como psiquiatra he oído cientos de historias personales y me doy cuenta de que existen dimensiones míticas en cada una de ellas. Algunas mujeres vienen a verme como psiquiatra, cuando están desmoralizadas o no funcionan; otras, cuando perciben sabiamente que están atrapadas en una situación que necesitan entender y cambiar. En cualquiera de los dos casos, me parece que las mujeres necesitan la ayuda de un terapeuta para aprender cómo ser mejores protagonistas o heroínas en las historias de su propia vida. Para llegar a ello, las mujeres tienen que tomar opciones conscientes que moldeen sus vidas. Lo mismo que las mujeres solían ser inconscientes de los poderosos efectos que tenían en ella los estereotipos culturales, pueden también ser inconscientes de las poderosas fuerzas internas que influyen en lo que hacen y en cómo se sienten. Estas fuerzas las introduzco en este libro bajo la forma de diosas griegas.
Estos poderosos patrones interno -o arquetipos- son responsables de las principales diferencias entre las mujeres. Por ejemplo, algunas mujeres necesitan la monogamia, el matrimonio o los hijos para sentirse realizadas, y sufren y se encolerizan cuando la meta está más allá de su alcance. Para ellas, los papeles tradicionales tienen pleno sentido desde el punto de vista personal. Tales mujeres se diferencian marcadamente de otro tipo de mujer que valora al máximos su independencia cuando se centra en lograr metas que son importantes para ella, o también de otro tipo que busca intensidad emocional y nuevas experiencias y que, en consecuencia, cambia de una relación o esfuerzo creativo a otro. Pero otro tipo de mujer busca la soledad y considera que la espiritualidad es lo que más le importa. Lo que llena a un tipo de mujeres puede no tener sentido para otro, dependiendo de cuál es la "diosa" que está activa en ellas.
Es más, existen muchas "diosas" en una sola mujer. Cuanto más complicada es ésta, más probable es que haya muchas "diosas" activas en ella. Y lo que es satisfactorio para una parte de sí misma puede ser irrelevante para otra parte.
El conocimiento de las "diosas" proporciona a las mujeres medios de entenderse a sí mismas y de entender sus relaciones con hombres y mujeres, con sus padres, amantes e hijos. Estos patrones de diosas también ofrecen revelaciones de lo que es motivador (incluso irresistible), frustrante o satisfactorio para algunas mujeres y no para otras. 
El conocimiento de las "diosas" también aporta información útil a los hombres. Los hombres que quieren entender mejor a las mujeres pueden utilizar los patrones de diosas para aprender que existen diferentes tipos de mujeres y lo que pueden esperar de los mismos. También ayudan a los hombres a entender a mujeres complejas o que parecen contradictorias.
El conocimiento de las "diosas" también ofrece a los terapeutas que trabajan con mujeres útiles percepciones clínicas de los conflictos interpersonales e intrapsíquicos de sus pacientes. Los patrones de las diosas ayudan a explicar las diferencias de personalidad; aportan información sobre el potencial de las dificultades psicológicas y delos síntomas psiquiátricos. También indican las maneras en que puede evolucionar una mujer con un determinado patrón de diosa.
Este libro describe una nueva perspectiva psicológica de las mujeres basado en imágenes de mujeres - proporcionadas por las diosas griegas - que han permanecido vivas en la imaginación de la humanidad a lo largo de tres mil años. Esta psicología femenina discrepa de todas las teorías que definen como mujer "normal" a la mujer que se adapta a un modelo, patrón de personalidad o estructura psicológica "correctos". Es una teoría basada en la observación de la diversidad de las variedades normales que existen entre las mujeres.
Mucho de lo que he aprendido sobre las mujeres fue dentro de un contexto profesional: en mi consulta de psiquiatra y analista junguiana, supervisando alumnos y enseñando como profesora de psiquiatría clínica en la Universidad de California, y como analista supervisora del Instituto C. G. Jung de San Francisco. Pero la psicología femenina que desarrollo en estas páginas procede de algo más que únicamente la experiencia profesional. Gran parte de lo que sé proviene de ser mujer desempeñando papeles de mujer: ser hija, esposa, y madre de un hijo y de una hija. Mi conocimiento aumentó también a través de conversaciones con mujeres amigas y en grupos de mujeres. En ambas situaciones las mujeres se reflejan entre sí aspectos de ellas mismas: nos vemos reflejadas en la experiencia de otra mujer y nos hacemos conscientes de algún aspecto de nosotras mismas del que no nos dábamos cuenta previamente, así como de lo que tenemos en común como mujeres.
Mi conocimiento de la psicología femenina también se ha desarrollado a partir de la experiencia de ser mujer en esta época de la historia. En 1963 empecé como médico interno mi periodo de prácticas en psiquiatría. En el mismo año, dos acontecimientos desembocaron en el movimiento de las mujeres de los años 70. En primer lugar, Betty Friedan publicó The Feminine Mystique, articulando el vacío y la insatisfacción de una generación de mujeres que habían vivido para y a través de los demás. Friedan describió la fuente de su infelicidad como un problema de identidad, cuyo núcleo consistía en una atrofia o en una evasión del desarrollo. Sostenía que su problema es alimentado por nuestra cultura, que no permite a las mujeres aceptar o satisfacer su necesidad básica de desarrollo y realizar su potencial como seres humanos. Denunciando los estereotipos culturales, los dogmas freudianos y la manipulación de las mujeres por los medios de comunicación, su libro presentaba ideas cuyo tiempo había llegado, ideas que condujeron a una efusión de la rabia reprimida, al movimiento de liberación de las mujeres y, posteriormente, a la formación de NOW, National Organization for Women.
Ese mismo año, 1963, la Comisión del Presidente John F. Kennedy sobre el Estatus de las Mujeres publicó su informe, documentando las desigualdades del sistema económico de los Estados Unidos. Las mujeres no estaban siendo pagadas lo mismo que los hombres por realizar las mismas tareas; a las mujeres se les estaban denegando oportunidades de empleos y de promoción. Esta injusticia notoria constituyó una prueba suplementaria de cómo estaban desvalorizados y limitados los papeles de la mujer.
Así pues, empecé psiquiatría en el mismo periodo en el que los Estados Unidos se encontraban en el umbral del movimiento de las mujeres, y mi toma de conciencia fue aumentando a lo largo de los años 70. Me di cuenta de las desigualdades y de la discriminación contra las mujeres y aprendí que las pautas culturales determinadas por los hombres premiaban o castigaban a las mujeres por abrazar o rechazar los papeles estereotipados. Como consecuencia, me uní a un puñado de compañeras feministas en la Sociedad de Psiquiatría del Norte de California y en la Asociación Americana de Psiquiatría.

Shinoda Bolen, Jean. Las diosas de cada mujer. Una nueva psicología femenina. Kairós.

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