lunes, 16 de diciembre de 2013

La posibilidad de una representación

Luna Roja Mujeres en Círculo convoca a las mujeres que deseen representar sus vulvas en retazos de tela para formar La Manta Yoni. La actividad me hizo pensar en las cuestiones de la representación y en el imaginario de ciertos espacios no descubiertos o que nuestra cultura no se anima a mirar.

Por Julia Ruppel



“Al contemplar ese genital extraño e inexplicable me sentía como un alien, lo que es una descripción bastante precisa de las distancia entre las mujeres y sus genitales.”
Mithu M. Sanyal. Vulva. La revelación del sexo invisible

“Yo estaba preocupada. Estaba preocupada por las vaginas. Estaba preocupada por lo que pensamos acerca de las vaginas, y más preocupada porque no pensamos en ellas. Estaba preocupada por mi propia vagina. Necesitaba un contexto, una cultura, una comunidad de otras vaginas. Hay tanta oscuridad y sincretismo a su alrededor. Como el Triángulo de las Bermudas, nadie envía jamás informes desde ahí.”
Eve Ensler*


Hace poco tiempo tuvimos la oportunidad desde Luna Roja de comenzar con el proyecto de la confección de La Manta Yoni en Argentina.[1] La idea, que surgió de Raquel y Elena de Jardín en la Luna: Sabiduría menstrual y conciencia femenina[2], nos pareció muy interesante y ya se desarrolló en varios países: Estados Unidos, México, Chile, Costa Rica, Brasil y Colombia. La actividad consta de los encuentros necesarios donde mujeres se reúnen en círculo para confeccionar  -de la forma que quieran y con el material que deseen- una representación de sus vulvas. Pueden participar mujeres de todas partes, y luego envían el retazo de 17cm x 17 donde realizaron su obra a las organizadoras, quienes las unen finalmente en La Manta Yoni. Así, las pinturas, costuras, etc. se conjugan en una tela gigante y multicolor llena de expresiones sobre sí mismas de varias mujeres. El proceso es documentado con fotos y videos, y en el momento en que se realiza la celebración de la unión de todas estas vulvas, se leen poemas o se expresan las emociones que emergieron en el mismo.

Desde nuestro íntimo Círculo de mujeres de Luna Llena, que comenzó ya hace más de un año, nos pareció lindo el hecho de convocar a las mujeres de Argentina a este proyecto. Particularmente creo que un espacio donde las mujeres puedan desarrollar su creatividad, contarse cosas y conocerse es una excusa interesante para que se organicen, y cuando las mujeres se organizan logran cosas interesantes. Así que abrimos el Círculo y nos animamos a coordinar esta propuesta. Allí me di cuenta la posibilidad que suscitaba para las participantes, y para otras mujeres: amigas de, compañeras de, hijas de, nietas de, etc, el hecho de representar-se.
Pocas veces nos damos cuenta de la posibilidad que existe en la representación. En este caso, las mujeres se juntarían a darle un sentido a sus vulvas. Dar reconocimiento y un lugar en su existencia como mujer a la vulva, puede ser revelador. La vulva - muchas veces fue confundida con la vagina- y sus denominaciones también la han denostado con el útero y la sexualidad femenina en su conjunto. [3] Es así que nuestro sexo, o nuestra sexualidad en conjunto, ha caído en el polo negativo de la interpretación: no tenemos pene sino un clítoris, nuestro sexo es no fálico, continente negro (difícilmente representable), etc.[4]  No somos. Y todo lo que no es productivo en este sistema, y que se enlaza con el placer por el placer mismo desde una óptica no masculina y con la condición biológica per-se femenina queda sumido en el misterio.

¿Cuántas mujeres han mirado sus vulvas? ¿Cuántas las han tocado? ¿Cuántas se consideran con la capacidad de representarlas? Es en la mayoría de los casos en una sociedad que ha tomado el cuerpo sólo como medio de producción, y más aún en el caso de las mujeres, muy difícil que se lo considere posible de ser representado, desde sus deseos, desde sus pulsiones. ¿Qué sentido puede darle individualmente una mujer a un territorio inexplorado, invisibilizado y que se relaciona íntimamente con ella misma?
Si bien hoy estamos debatiendo desde las perspectivas de género que vulva, vagina y útero no son sinónimos de ser mujer, y estamos preguntándonos qué es lo femenino y qué es ser mujer, deconstruyendo conceptos, también desde algunos sectores del feminismo el hecho de darle un nuevo significado a los espacios biológicos de los cuerpos que se relacionan con la sexualidad femenina generan una visibilización de los mismos, dotando de conocimiento a esa mujer sobre sí y sobre las posibilidades identitarias que existen para ella al dejar de sentir que su sexo no es. Así es como en estos tiempos, los procesos biológicos mujeriles están siendo resignificados y ya hasta los que suponían un padecimiento fisiológico y psicológico implícito están siendo considerados de otra forma, como una vía de autodescubrimiento, de valorización (autoestima) y conciencia: sexualidad femenina desde la niñez y sus pulsiones, ciclos menstruales, partos, puerperio, menopausia…

Es entonces que hay una posibilidad allí, de repensar, de conocer. Así, no sabremos sólo dónde está el útero cuando quedemos embarazadas o menstruemos con dolor, sino que también conoceremos que podemos sentir placer cuando amamantemos, o que el puerperio puede ser una situación de reflexión profunda en nuestra vida, o que si no elegimos ser madres podemos transitar un camino de autoexploración profunda que nos redefina.  Tampoco los conocimientos que tengamos serán solo académicos y altamente subjetivos por proceder de la medicina paternalista, si no que podemos reconfigurar esa concepción de nuestra supuesta pasividad de género sexual.[5]
Podemos acercarnos a una imagen. Podemos darle forma a una concepción de nosotras mismas. Eso de representar me pareció lo interesante de la propuesta de La Manta Yoni.[6]  En este caso, es hacer visible ese territorio escondido por la cultura. Ese lugar tan asociado con cuestiones de reproducción, enfermedad, abuso y malos tratos[7], puede ser redescubierto desde el goce. Junto a otras mujeres llegar a compartir representaciones en situación de sororidad es por un lado paliar el aislamiento que genera tanto silencio, y además vincularse desde otros espacios. Podemos hasta repensar la educación, la educación sexual que no se aferre a las patologías y que pueda vivirse integral y no falocéntricamente.  


Para informarte más acerca de La Manta Yoni en Argentina:
nosotras.lunaroja@gmail.com
Twitter: @RedLunaRoja
http://facebook.com/red.lunaroja
http://facebook.com/lunaroja.mujeresencirculo






[1] Podés informarte más a través de nuestro grupo de Facebook: https://www.facebook.com/groups/753505891345174/     
[3] << La desconexión interna corporal de las mujeres ha permitido la ocultación del papel del útero en la sexualidad; así por ejemplo, el “yoni” de los tratados de sexualidad tántrica, literalmente quiere decir “útero”, y sin embargo se ha traducido por vagina, porque en nuestro paradigma de sexualidad el útero no existe. >>  Rodrigañez Bustos, Casilda. Pariremos  con placer. Apuntes sobre la recuperación del útero espástico y la energía sexual femenina. Editorial Madreselva.
[4] Irigaray, Luce. Espéculo de la otra mujer.
[5] Greer, Germaine. La mujer eunuco.
[7] Sanyal, Mithu M. Vulva. La revelación del sexo invisible.

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