Luna Roja Mujeres en Círculo convoca a las mujeres que deseen representar sus vulvas en retazos de tela para formar La Manta Yoni. La actividad me hizo pensar en las cuestiones de la representación y en el imaginario de ciertos espacios no descubiertos o que nuestra cultura no se anima a mirar.
Por Julia
Ruppel
“Al contemplar ese genital extraño e inexplicable me
sentía como un alien, lo que es una
descripción bastante precisa de las distancia entre las mujeres y sus
genitales.”
Mithu M. Sanyal. Vulva. La revelación del sexo invisible
“Yo estaba preocupada. Estaba preocupada por las
vaginas. Estaba preocupada por lo que pensamos acerca de las vaginas, y más
preocupada porque no pensamos en ellas. Estaba preocupada por mi propia vagina.
Necesitaba un contexto, una cultura, una comunidad de otras vaginas. Hay tanta
oscuridad y sincretismo a su alrededor. Como el Triángulo de las Bermudas,
nadie envía jamás informes desde ahí.”
Eve Ensler*
Hace poco
tiempo tuvimos la oportunidad desde Luna Roja de comenzar con el proyecto de la
confección de La Manta Yoni en Argentina.[1]
La idea, que surgió de Raquel y Elena de Jardín
en la Luna: Sabiduría menstrual y conciencia femenina[2],
nos pareció muy interesante y ya se desarrolló en varios países: Estados
Unidos, México, Chile, Costa Rica, Brasil y Colombia. La actividad consta de
los encuentros necesarios donde mujeres se reúnen en círculo para confeccionar -de la forma que quieran y con el material que
deseen- una representación de sus vulvas. Pueden participar mujeres de todas
partes, y luego envían el retazo de 17cm x 17 donde realizaron su obra a las
organizadoras, quienes las unen finalmente en La Manta Yoni. Así, las pinturas,
costuras, etc. se conjugan en una tela gigante y multicolor llena de
expresiones sobre sí mismas de varias mujeres. El proceso es documentado con
fotos y videos, y en el momento en que se realiza la celebración de la unión de
todas estas vulvas, se leen poemas o se expresan las emociones que emergieron
en el mismo.
Desde
nuestro íntimo Círculo de mujeres de Luna Llena, que comenzó ya hace más de un
año, nos pareció lindo el hecho de
convocar a las mujeres de Argentina a este proyecto. Particularmente creo que
un espacio donde las mujeres puedan desarrollar su creatividad, contarse cosas
y conocerse es una excusa interesante para que se organicen, y cuando las
mujeres se organizan logran cosas interesantes. Así que abrimos el Círculo y
nos animamos a coordinar esta propuesta. Allí me di cuenta la posibilidad que
suscitaba para las participantes, y para otras mujeres: amigas de, compañeras
de, hijas de, nietas de, etc, el hecho de representar-se.
Pocas veces
nos damos cuenta de la posibilidad que existe en la representación. En este
caso, las mujeres se juntarían a darle un sentido a sus vulvas. Dar
reconocimiento y un lugar en su existencia como mujer a la vulva, puede ser
revelador. La vulva - muchas veces fue confundida con la vagina- y sus denominaciones
también la han denostado con el útero y la sexualidad femenina en su conjunto. [3]
Es así que nuestro sexo, o nuestra sexualidad en conjunto, ha caído en el polo
negativo de la interpretación: no tenemos
pene sino un clítoris, nuestro sexo es no
fálico, continente negro
(difícilmente representable), etc.[4]
No
somos. Y todo lo que no es productivo
en este sistema, y que se enlaza con el placer por el placer mismo desde una
óptica no masculina y con la condición biológica per-se femenina queda sumido
en el misterio.
¿Cuántas
mujeres han mirado sus vulvas? ¿Cuántas las han tocado? ¿Cuántas se consideran
con la capacidad de representarlas? Es en la mayoría de los casos en una
sociedad que ha tomado el cuerpo sólo como medio de producción, y más aún en el
caso de las mujeres, muy difícil que se lo considere posible de ser
representado, desde sus deseos, desde sus pulsiones. ¿Qué sentido puede darle
individualmente una mujer a un territorio inexplorado, invisibilizado y que se
relaciona íntimamente con ella misma?
Si bien hoy
estamos debatiendo desde las perspectivas de género que vulva, vagina y útero
no son sinónimos de ser mujer, y estamos preguntándonos qué es lo femenino y
qué es ser mujer, deconstruyendo conceptos, también desde algunos sectores del
feminismo el hecho de darle un nuevo significado a los espacios biológicos de los cuerpos que se relacionan con la
sexualidad femenina generan una visibilización de los mismos, dotando de conocimiento
a esa mujer sobre sí y sobre las posibilidades identitarias que existen para
ella al dejar de sentir que su sexo no es.
Así es como en estos tiempos, los procesos biológicos mujeriles están siendo resignificados y ya hasta los que suponían
un padecimiento fisiológico y psicológico implícito están siendo considerados
de otra forma, como una vía de autodescubrimiento, de valorización (autoestima)
y conciencia: sexualidad femenina desde la niñez y sus pulsiones, ciclos
menstruales, partos, puerperio, menopausia…
Es entonces
que hay una posibilidad allí, de repensar, de conocer. Así, no sabremos sólo
dónde está el útero cuando quedemos embarazadas o menstruemos con dolor, sino
que también conoceremos que podemos sentir placer cuando amamantemos, o que el
puerperio puede ser una situación de reflexión profunda en nuestra vida, o que
si no elegimos ser madres podemos transitar un camino de autoexploración
profunda que nos redefina. Tampoco los
conocimientos que tengamos serán solo académicos y altamente subjetivos por proceder
de la medicina paternalista, si no que podemos reconfigurar esa concepción de
nuestra supuesta pasividad de género sexual.[5]
Podemos acercarnos
a una imagen. Podemos darle forma a una concepción de nosotras mismas. Eso de
representar me pareció lo interesante de la propuesta de La Manta Yoni.[6]
En este caso, es hacer visible ese territorio escondido por la cultura. Ese
lugar tan asociado con cuestiones de
reproducción, enfermedad, abuso y malos tratos[7],
puede ser redescubierto desde el goce. Junto a otras mujeres llegar a compartir
representaciones en situación de sororidad es por un lado paliar el aislamiento
que genera tanto silencio, y además vincularse desde otros espacios. Podemos
hasta repensar la educación, la educación sexual que no se aferre a las
patologías y que pueda vivirse integral y no falocéntricamente.
Para informarte más acerca de La Manta Yoni en Argentina:
nosotras.lunaroja@gmail.com
Twitter: @RedLunaRoja
http://facebook.com/red.lunaroja
http://facebook.com/lunaroja.mujeresencirculo
[1] Podés informarte más a través de
nuestro grupo de Facebook: https://www.facebook.com/groups/753505891345174/
[3] << La desconexión interna
corporal de las mujeres ha permitido la ocultación del papel del útero en la
sexualidad; así por ejemplo, el “yoni” de los tratados de sexualidad tántrica,
literalmente quiere decir “útero”, y sin embargo se ha traducido por vagina,
porque en nuestro paradigma de sexualidad el útero no existe. >> Rodrigañez Bustos, Casilda. Pariremos
con placer. Apuntes sobre la recuperación del útero espástico y la
energía sexual femenina. Editorial Madreselva.
[4]
Irigaray, Luce. Espéculo de la otra
mujer.
[5] Greer, Germaine. La mujer eunuco.
[7] Sanyal, Mithu M. Vulva. La revelación del sexo invisible.
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