por "las chicas de Luna Roja"
Luna Roja comenzó, sin darnos cuenta, como un grupo de amigas/conocidas con intereses comunes que se encontraban informalmente para compartir experiencias, libros, películas y saberes en general. El hecho de juntarnos tomó un carácter ritual: nos sentábamos formando un pequeño círculo, compartíamos una rica comida, con música suave de fondo, charlábamos sobre nuestras vidas poniéndonos al día. A veces la situación ameritaba prender un sahumerio o una vela para ver cómo el espacio era modificado por nosotras a través de un aroma, o la luz, y así sentíamos que compartíamos algo trascendente. Convenimos entonces (siguiendo con las características “rituales”), que el momento de encuentro para ese acontecimiento tan importante e íntimo donde conversábamos sobre nuestros cuerpos, nuestra sexualidad, la menstruación, etc.; fuera durante las noches de Luna Llena y Luna Nueva: Estar en un círculo propiciaba la palabra, nos permitía mirarnos a los ojos y fluir entre todas.
Así, después de un tiempo, habíamos consolidado una red de información pequeña, que circulaba entre nosotras y donde estábamos “como en órbita”. A través de ella, empezamos a cuestionar(nos) y a comparar, desde detalles de la vida cotidiana hasta concepciones que se desprenden de la sociedad actual. Nuestras pequeñas reuniones fueron el punto de partida para dilucidar cómo y por qué el rol social de la mujer ha sido acotado a ciertos aspectos, truncando su desarrollo intelectual, emocional, físico, social y cultural; es decir, estábamos replanteándonos nuestro lugar en el mundo y pensando en cómo transformarlo desde nosotras mismas. Llegamos a pensar que sería lindo invitar a otras mujeres que tal vez pensaran/sintieran que lo que estábamos haciendo era algo lindo, que tenía un sentido. De esta manera, el círculo “se abrió” y otras mujeres se sumaron por un tiempo, otras nos visitaron sólo una vez. Compartir cosmovisiones diferentes del mundo y que no circulaban con frecuencia en los medios de comunicación, nos hizo ver que existía un universo distinto, que era necesario que fuese conocido por nosotras y otras, ya que interpelaban a todo el colectivo y nos proponían un cambio profundo de actitud hacia la vida.
El eje de la información como herramienta para el empoderamiento de nosotras mismas nos parecía fundamental, por ello pensamos que había llegado el momento de poner manos a la obra y llevar esa información a todas las mujeres: era un proyecto ambicioso, pero un sentimiento de sororidad nos invadió y nos hizo pensar que sería interesante ir por más en este sentido. Luego de una de nuestras reuniones de Luna Llena acordamos crear el blog, donde compartiesemos diferentes fragmentos de libros que nos habían influenciado de alguna forma, y otros tipos de fuentes (videos, imágenes, etc.) que nos ayudaban a comunicar lo que nos interesaba. Cuando tuvimos que darle un nombre al espacio virtual, elegimos “Remolino menstrual”, así como también titularlo “Luna Roja” porque se vinculaba con nuestras experiencias y con ciertos conocimientos que habíamos adquirido por medio del libro Luna Roja de Miranda Gray. Siempre teniendo claro que una mujer no sólo es una menstruante - si no que se autodefine más allá de las experiencias biológicas y culturales que la atraviesan-, Luna Roja fue adquiriendo un perfil que englobaba muchos otros campos, es decir, los que recorríamos vivencialmente en cuanto a mujeres y a nuestro replanteamiento de los roles de género establecidos.
Siendo conscientes del auge de las comunicaciones virtuales y de la herramienta positiva que pueden llegar a ser para contactarnos con más mujeres -por ejemplo, las redes sociales-, incursionamos en una especie de “activismo virtual” primario pero muy útil. Llegado este punto, decidimos crear un usuario en Facebook, no sólo para difundir Luna Roja sino para estar al tanto de otros círculos de mujeres que se iban conformando alrededor del mundo. Queríamos seguir los debates que giraban en torno, entre otros temas, al ecofeminismo, la menstruación consciente, el parto respetado, los derechos de las mujeres, etc. y participar de ellos. El usuario en Facebook supuso un nuevo desafío para nosotras, y a la vez un descubrimiento: en Argentina los temas en torno a los ciclos femeninos, la menstruación, etc. siguen siendo tabú. Por lo tanto, dimos cuenta del vacío de información existente, así como de la mitificación y estigmatización de los mismos, y la necesidad de cambiar el panorama. También nos maravilló encontrar tanto compromiso y apoyo de hermanas alrededor del mundo, que compartían información con nosotras, y este rasgo tan solidario nos parece importante mencionarlo ya que está presente en toda esta gran búsqueda.
Por supuesto que no bastaba con todo aquello de la difusión virtual, y el accionar requería de otros métodos. Notamos cómo las pequeñas tareas que emprendíamos -desde organizar el espacio donde serían las reuniones, la escritura de los distintos posteos que subiríamos al blog, etc.- requerían de un marco mayor y un tiempo para cada una. También pensamos que podíamos proponernos realizar actividades puntuales, que serían dirigidas a otras mujeres con quienes compartiríamos un espacio y a partir del cual se propiciarían charlas y la ayuda mutua. Nuestras reuniones intentaron darle forma a un trabajo de campo que se estaba abriendo, formando redes con otros grupos de mujeres, para expandir nuestros horizontes y compartir las dimensiones que íbamos descubriendo. Uno de los proyectos de actividad concreta fue el comenzar a elaborar nuestros propios textos para el blog, de lo que surgieron crónicas hechas por nosotras de eventos a los que habíamos asistido y que recorrían temáticas de nuestro interés, reflexiones de todo tipo, entrevistas, etc. Concretamos entonces otro de nuestros objetivos que era generar conocimiento a partir del blog con un estilo propio.
Luego de interpelar a nuestro entorno, creímos necesario llevar a cabo la transformación del mismo, es decir, poner en práctica todo lo que habíamos leído. Gracias a Jean Shinoda Bolen sabíamos que los círculos eran un espacio eficaz para plantear actividades donde se propiciase la palabra, donde no hubiera jerarquías, donde las mujeres comenzaran a conocer y conocerse. Le dimos forma entonces a la idea de los Círculos de Lectura para Mujeres, que actualmente llevamos a cabo en San Vicente, provincia de Buenos Aires. El proyecto sigue en pie, y debido a lo que se ha generado hemos buscado otros. La confección de la Manta Yoni, actividad que estamos llevando a cabo, tiene que ver con la representación de las propias vulvas, y es gracias a Raquel y Elena de Jardín en la Luna, que nos permitieron realizarla en Argentina, que lo estamos haciendo posible. Este proyecto tan ambicioso une a mujeres de todo el país, Latinoamérica y el mundo, y vuelve a darnos el pie para pensar y accionar en torno a la concepción que tenemos respecto a nuestros cuerpos; como mujeres y también como sociedad. Casi como una cadena que va uniendo todas las acciones, proyectamos la realización de talleres con el eje puesto en la menstruación consciente y la ginecología natural: vimos la importancia de poner sobre la mesa estos temas a raíz del documental “La Luna en Ti”, y buscar realizar un emprendimiento autogestivo como es realizar nuestras propias toallitas higiénicas de tela. Luego también, los recorridos vivenciales de otras integrantes del grupo nos llevaron a formar parte del debate en torno al parto respetado y su difusión, por lo que estamos convocando actividades también en ese sentido. La idea es investigar todas las experiencias que recorremos en tanto mujeres y analizar de qué forma podemos hacer nuestros propios esquemas, revirtiendo el orden patriarcal.
Llegamos al final de este año con muchas gratas sorpresas por parte de compañeras que fuimos encontrando en el camino,quienes nos ayudaron desde donde pudieron y confirmaron esa certeza que tenemos y es que la lucha es una experiencia motivadora si se vive con otras. En este sentido, agradecemos a todas esas mujeres que transitaron este 2013 junto a nosotras: leyendo los artículos, proponiendo temas, compartiendo la información, comentando o estando en contacto con mensajes de apoyo y afecto, profesionales o no que nos brindaron entrevistas, artistas, etc. Los círculos se siguen formando, los proyectos creciendo y creándose nuevos y las expectativas y metas para lo que queda por hacer nos seguirán impulsando hacia adelante: abriendo caminos, tejiendo redes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario