Menstruar es uno de los grandes tabúes de la sociedad moderna, y el hecho de que una mujer deje ver que está sangrando puede resultar muy embarazoso. Sin embargo, merece la pena que analices tu propia reacción ante ese flujo con el que convives mes a mes para descubrir el porqué de cómo te sientes. ¿Cómo reaccionas cuando la sangre te mancha la ropa? ¿Eres capaz de tocarla? ¿Cómo te sientes si tu pareja la ve? ¿Usas tampones y esperaas vivir ese período como el resto del mes? ¿Eres consciente de la menstruación de otras mujeres con las que te relacionas? ¿Qué sabes de sus ciclos?
La pregunta sería la siguiente: ¿cuántas mujeres realmente son conscientes de que su regla es algo más que una función fisiológica mensual que resulta molesta, <<sucia>> y que le impide llevar la misma vida que el resto del mes? En la actualidad un gran porcentaje utiliza algún tipo de tampón, pues así puede seguir con su actividad diaria <<normal>> sin tener que preocuparse por las manchas y los desagradables bultos bajo la ropa, además de tener la posibilidad de nadar y hacer cualquier otra actividad física. El tampón ha concedido a la población femenina una libertad de movimiento que las compresas no le daban, pero al mismo tiempo no le deja tomar conciencia del acto de sangrar. Y a menos que sepas que vas a mesntruar porque sufres el síndrome premenstrual o sientes dolor, te <<desharás>> por completo de tu ciclo hasta que tengas que cambiarte el tampón.
El estigma social atribuido al sangrado femenino es que es incontrolable. De hecho, cuando la mujer tiene la posibilidad de sangrar libremente, sin encubrimientos, toma conciencia de que no puede hacer que el flujo se detenga; es un acto tan inevitable como el surgimiento de las energías asociadas a la menstruación. Por este motivo, lo que debería constituir un símbolo natural de la belleza del ciclo femenino se ha transformado en un estigma que recuerda a la sociedad que la naturaleza de la mujer es incontrolable e irrefrenable. Y el uso de tampones, que anula mentalmente la evidencia de la menstruación, hace más difícil que la mujer lo acepte.
Esto no quiere decir que la mujer no pueda utilizar tampones si así lo desea; simplemente plantea la sugerencia de que deje de usarlos durante algún tiempo, ya que de este modo experimentará las sensaciones de su proceso de sangrar, tendrá la oportunidad de aceptarlo y podrá trasladar esa nueva percepción a su vida cotidiana.
Gray, M. Luna Roja: Emplea los dones creativos, sexuales y espirituales del ciclo menstrual. Gaia.
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