martes, 20 de noviembre de 2012

Nuestra fertilidad


Tomar el asunto en nuestras manos
Siempre he pensado que las mujeres de la antigüedad tenían que conocer la manera de controlar su fertilidad mediante métodos que se han perdido en la noche de los tiempos. En medicina china hay 24 puntos de acupuntura o  digitopresión que se llaman Puntos Prohibidos. Cuando Jeanne Blum, terapeuta holística que trabaja con digitopresión, comenzó a investigar estos puntos, descubrió que se los llamaba “prohibidos” justamente por su capacidad para poner fin a un embarazo. Pero además descubrió que si las mujeres aprendían cuáles eran esos puntos y cómo estimularlos manualmente en el momento oportuno, podían controlar también sus ciclos a voluntad. Así pues, el sistema de los Puntos Prohibidos puede, con la práctica, emplearse como una forma de control de la natalidad o para acabar con un embarazo en su primera fase. Aunque no he logrado encontrar estudios que documenten el uso de estos puntos de esta manera, el continuo trabajo de Jeanne Blum con muchas clientas y las experiencias que le han relatado mujeres que han puesto en práctica lo que dice en su libro son testimonio de la efectividad de este sistema si se aplica correctamente. Los puntos y las instrucciones completas de este sistema para utilizarlo bien se encuentran en su libro Woman Heal Thyself: An Ancient Healing System for Contemporary Women (Charles Tuttle, 1996). Estos mismo puntos se pueden estimular para aliviar y sanar el síndrome premenstrual, la endometriosis, la dismenorrea y otros problemas menstruales.

Concepción y anticoncepción conscientes
Si las mujeres deseamos mejorar nuestra posición personal y profesional en el mundo, no tenemos otra opción que responsabilizarnos de nuestras creaciones y recuperar nuestro poder. Esto es particularmente cierto cuando se trata de tener hijos. Las mujeres hemos llegado a un momento de nuestra historia planetaria en que debemos aprender a procrear a partir de una decisión consciente, no simplemente para llenar un vacío interior ni para retener a un hombre. Estos motivos para concebir son restos de una programación tribal inconsciente que ya no nos beneficia.(…)
A las mujeres que están considerando la posibilidad de concebir les recomiendo que dediquen un tiempo a meditar y a orar junto con su pareja en busca de orientación respecto a la perspectiva de tener un hijo. Las mujeres tibetanas tradicionales siempre dedican un tiempo a la oración y la meditación antes de concebir. No todas son muy evolucionadas. Cuando la mujer eleva sus vibraciones mediante la oración y la meditación conscientes, hace más probable que conciba un alma de mentalidad similar. Esto se puede hacer incluso en el caso de considerar la posibilidad de ser madre soltera por inseminación de un donante. Lo importante es que la mujer vea su cuerpo como un canal para un nuevo espíritu y se rinda a la experiencia, que esté receptiva a todo lo que ésta tiene para enseñarle. (Si estás considerando la posibilidad de ser madre soltera, te recomiendo el libro Single Mothers by Choice [Times Books, 1994], de Jane Mates, asistenta social; para más información sobre la maternidad como solteras, visita www.singlemothers.org)
Todos los métodos anticonceptivos existentes en la actualidad tienen su lugar: píldoras, dispositivos intrauterinos, diafragmas, condones y el resto (…). Desgraciadamente, muchos médicos no presentan con objetividad los métodos de control de la natalidad. Cuando estaba estudiando y durante mis prácticas como residente, existía la tendencia de imponer los anticonceptivos orales como el método óptimo, y a restar importancia a la fiabilidad del diafragma y los condones. Esto no ha cambiado en más de treinta años, lo cual no es de extrañar, dada nuestra actitud cultural de controlar el cuerpo femenino. La píldora (y ahora el parche) es fácil de recetar, fácil de tomar (o usar), muy fiable y muy cómoda. Podemos usarla para manipular el ciclo menstrual, y evitar así las reglas totalmente o los fines de semana. En resumen, encaja en nuestro ideal cultural. La píldora anticonceptiva es el medicamento que más se ha estudiado en la historia. Por desgracia, dado que se fabrica con hormonas no bioidénticas, tiene más efectos secundarios de los que debería.
Muchos otros métodos anticonceptivos requieren más educación acerca del cuerpo y una participación más activa de la que exige la píldora. Esos métodos no encajan en la agenda normal de un médico muy ocupado. Muchos médicos piensan que las mujeres no querrán usar los métodos barrera como el diafragma, los preservativos y la espuma anticonceptiva porque han visto demasiados “fracasos”. Esto es cierto de algunas mujeres, pero no de todas. Los informes demuestran que en las mujeres que son usuarias ideales (que usan el método correctamente cada vez), los métodos barrera, e incluso el de “percepción de la fecundidad” (planificación familiar natural) pueden ser eficaces en un 95 a 98 por ciento.
Es importante distinguir entre el fracaso del método anticonceptivo y el fracaso de la mujer de usarlo correctamente. Muchas mujeres están socialmente condicionadas a  estar disponibles para el acto sexual sin involucrar a su pareja en la responsabilidad de la anticoncepción. Muchas mujeres están relacionadas con hombres que no colaboran en la anticoncepción y que piensan que eso es responsabilidad de la mujer. Aunque me gustaría decir que no vale la pena tener relaciones sexuales con esos hombres, sé que eso no siempre es posible, sobre todo en las situaciones tan corrientes en que hay problemas de violencia doméstica; evidentemente, para las mujeres que están en esta situación es mejor usar un método anticonceptivo que no requiera la colaboración masculina. Entre estos métodos están las píldoras, el parche, NuvaRing, el DIU, Depo-Provera, la ligadura de trompas y el preservativo femenino Reality. Los métodos que requieren una participación consciente de la pareja, como los condones, sencillamente no son apropiados para estas mujeres. De hecho, cuando el Departamento de Salud Pública de Filadelfia ofreció un rustido de métodos anticonceptivos a un grupo de mujeres de ingresos bajos, en su mayoría eligieron el preservativo femenino porque este método les daba más control sobre el riesgo de embarazo e infección a que habrían estado expuestas de no usarlo.
Para elegir el método anticonceptivo apropiado, la mujer debe decidir sinceramente en qué lugar está en su propia vida, y cuánta responsabilidad está dispuesta a asumir en su fecundidad. Algunas mujeres ni siquiera quieren pensar en llegar a conocer sus fases de ovulación ni observar su mucosidad cervical, y mucho menos están dispuestas a insertarse un diafragma antes de cada acto sexual. Eso es válido, y con frecuencia les va bien con la píldora u otro método “automático”. Otras mujeres prefieren métodos barrera, como el diafragma, y yo animo a usar esos métodos también, pero sólo a aquellas mujeres que se comprometen a usarlos conscientemente. He trabajado repetidamente con mujeres que se han hecho tres o cuatro abortos por no usar los llamados anticonceptivos “no naturales”; la píldora habría sido una mejor opción para esas mujeres, dado su comportamiento sexual; pero ellas se negaban a poner algo “no natural” en su cuerpo. Yo digo que no hay nada natural en el aborto, cuando la mujer no usa conscientemente su método anticonceptivo “natural”. Estas mujeres, si bien son conscientes respecto de los alimentos y al medio ambiente, suelen sufrir la división entre la mente y el cuerpo que todos hemos heredado: piensan que estar disponible sexualmente sin pedir a su pareja que comparta la responsabilidad forma parte de ser una mujer deseable. Esto es una lástima, dado particularmente que hay tantas maneras de expresarse sexualmente sin el riesgo de embarazos no intencionados (…). Recomiendo a todas las mujeres que hagan el mayor esfuerzo posible por poner en primer lugar sus necesidades sexuales y de fertilidad en toda relación. Hacerlo requiere valor y apoyo.

Northrup, C. Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer. Una guía para la salud física y emocional. Urano.

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