jueves, 23 de enero de 2014

Cosificandonos desde niñas: El discurso sexista y los medios de comunicación.

Por Flor Fiszman.

Los medios masivos, ya sean radiales, televisivos o gráficos, seleccionan y difunden la información con la carga ideológica que mejor les siente a cada uno. En este caso, analizamos la historieta "Gaturro" del ya cuestionado autor  Cristian Dzwonik, alias Nik.



Hoy le empecé a leer una historieta de Gaturro a la hijita de una amiga. Me fui sorprendiendo a medida que leía: primero intentan secuestrar a Gaturro y a su amiga Ágata cuando están yendo a la escuela, y Gaturro siente miedo pero no se lo quiere decir a Ágata, porque cree que si se lo cuenta nunca la va a poder conquistar.

Más adelante, cuando ya los han secuestrado y están prisioneros, Gaturro se preocupa porque no sabe qué va a comer, mientras que Ágata se preocupa porque extraña sus cosméticos.

En síntesis: Gaturro, que es niño, debe ocultar su miedo, para lo cual debe engañar a Agata, en pos de un amor que en algún momento ella decidiría brindarle a él (transformándose ella misma en un trofeo), y se preocupa por una función vital, que es comer, garantizando no perder fuerzas y seguir vivo, y está pendiente de su necesidad más concreta, de lo que surge de sus tripas, que es el hambre. Ágata, que es niña (y que por algún motivo la tira supone que usa maquillajes siendo niña), se preocupa por un hecho superficial que hasta la muestra como tonta: ante semejante situación dramática, su única preocupación son sus cosméticos. Debe ocultar quién es ella debajo de sus cosméticos, y además hasta ignora que tiene que comer.
De esta manera, de paso, se refuerza la idea de que la alimentación en las mujeres deja de ser un hecho natural y necesario, para ser un hecho conflictivo, con consecuencias negativas, como engordar y “deformar” a un cuerpo que debe responder a un modelo que va en contra de la naturaleza. Ágata se va constituyendo como persona en una existencia que la aleja de sus necesidades vitales, de su deseo o de su hambre, de su registro de la realidad, para ser por un lado, consumidora de engaños creyendo una imagen de los hombres que no es real; y por otro lado, un ser sujeto a la mirada de los otros ya que la realidad es lo que los otros ven de ella misma, que no debe ser ella misma, ya que sin la máscara del maquillaje, es decir, sin la mediación de la cultura que necesariamente debe transformar su imagen natural, está en falta. Las mujeres, siendo de un modo natural, estamos en falta: Teniendo hambre de un modo natural, estamos en falta. Sin maquillaje, estamos en falta. Sin cremas, estamos en falta. Sin depilarnos, estamos en falta. Por un lado nos alejamos de nuestros deseos y necesidades, y por otro lado nos autotransformamos en trofeos a ser conquistados, debemos jugar a impresionarnos con los logros de los hombres.

Esta operación es muy profunda y está totalmente naturalizada, porque es lo que aprendimos, porque es difícil construir un modelo de mujer que se centre en su percepción del mundo y de ella misma, que se conecte con lo que ella realmente quiere, que se permita tener pelos sin temer a que los otros la rechacen. Creo que requiere de mucho coraje encontrarnos con quienes somos y decidir desde nuestra necesidad y nuestra naturaleza, y ojalá podamos enseñarle a las niñas y niños otra manera de existir, también aprendiendo de esas niñas y niños.

Y con respecto a la hijita de mi amiga, dejamos de leer la historieta, y después nos pusimos a jugar con nuestros vestidos, dando vueltas y haciéndolos volar por el aire, siendo nosotras como un trompo pulsado por el viento, sólo que lo que nos pulsaba era nuestra naturaleza, nuestras ganas de girar y sentir el viento, de que vuele nuestra ropa de mujeres y que podamos jugar con ella, bailando para nosotras, mujeres , niñas y hasta la muñeca, todas girando con nuestras polleras al viento.

1 comentario:

  1. Si miramos con un poquito de atención, hay tantos cuentos, películas y dibujos animados con este discurso sexista...Ojalá lo vayamos cambiando poco a poco y sembrando en nuestros niños una visión más real y sana de las verdaderas diferencias entre mujeres y hombres.

    ResponderEliminar